NAVENT, EN VIAJES ELEMENTALES.
SARA ISABEL RENDÓN PINEDA
AUTORA: Sara Isabel
Rendón Pineda
EDITOR: Jaime Humberto Rendón Valencia
1. COMIENZA EL VIAJE
Una vez, en un
lugar muy lejano, existió un dragón que se caso con otra dragona y pasaron
momentos muy felices. Un día la esposa quiso tener un hijo y cuando le comento
su deseo a su esposo éste acepto sin pensarlo. Y a los pocos meses tuvieron un
pequeño dragón, a quien llamaron Navent.
Navent creció y
fue un gran volador, pero nunca se atrevió a utilizar el fuego. Lastimosamente,
sus padres no pudieron estar hasta su madurez, pues cuando él estaba creciendo
hubo una gran catástrofe y sus padres murieron. Desde entonces, simplemente se dedicó a
dibujar con tristeza y la añoranza que le traía el recuerdo de sus padres.
Un día él se
preguntó porqué nunca había utilizado su fuego, y cuando lo iba a utilizar vio
que no le salía nada. No sabía por qué y
fue a donde el médico brujo, pero no pudo explicar su caso. Al anochecer, tuvo un extraño sueño; él
estaba en un campo lleno de flores y arbustos, era precioso. De pronto, vio una
cueva que parecía un palacio, entró sin dudarlo y al final encontró, en un gran
trono de piedra, un magnifico ser. Era un
hada, que le dijo:
- He
sabido lo que te aflige y tengo la respuesta. Tú eres un dragón muy poderoso,
pero no has encontrado todavía tus poderes. Tú tienes cuatro grandes poderes: el fuego, el
agua, el aire y la tierra. Por eso eres
el dragón más poderoso, eres el legendario dragón que salvará a su pueblo de
las garras de Darkar.
Al día siguiente
vio que su casa no era como la recordaba, era mucho más grande y tenía muchas
habitaciones. Al llegar al patio vio una
gran nube de luz blanca que lo guió hasta fuera de su casa. Él la siguió, pero
cuando vio que la luz se alejaba, había una voz conocida que le indicaba que
siguiera. Tuvo mucho miedo, pues Dark
tenía un montón de soldados por toda la zona, y él no los podría enfrentar
porque no tenía fuego, pero la voz lo alentó y la siguió. Como él era un experto en el arte de volar ninguno
lo pudo alcanzar.
2. EL AGUA
Aunque en
algunos lugares había tormentas muy fuertes, él las atravesó todas; y al llegar
la noche se encontraba en un gran valle. La voz le dijo que descansara y él
bajó y durmió.
Al día siguiente
vio que la nube no estaba, desesperado empezó a buscarla y se dio cuenta de que
estaba volviendo a su pueblo, entonces se devolvió. Estaba muy triste y como no sabía hacia donde
ir, se puso a descansar. Cuando despertó,
era casi medio día y otra vez la nube blanca le dijo:
-
Esta vez no te puedes dormir hasta que
llegues a nuestro destino. Pasarán noches y meses, pero no te puedes cansar ni
dormir. No puedes parar de volar.
Navent aceptó y
en el instante la nube se dispuso a volar y lo guió por montañas y valles,
volcanes y lagos profundos. Ya habían
pasado varios días sin que el descansara, y cuando se estaba cansando y bajaba,
la voz le recordó:
- No puedes
cansarte ni dormir.
Navent volvió a
tomar aliento y siguió volando por días y noches, hasta que se convirtieron en
meses. No sabía a donde lo guiaba, sólo
sabía que se estaba alejando demasiado de su pueblo.
Después de mucho
tiempo, la nube empezó a volar por una cueva muy oscura. Navent vio que la cueva
era demasiado estrecha, apenas podía extender sus alas. Pasó con mucha
dificultad, y en los momentos que ya se estaba rindiendo, salieron de la cueva
a un claro muy inmenso. Pero lo extraño
era que todo era de agua. La nube le
dijo que descansara un poco, Navent agotado se puso a descansar, pero no pudo
conciliar el sueño pues toda la noche oyó pasos y aleteos. Al día siguiente, la nube lo despertó y le
dijo que debía recorrer mucho para llegar a la parte central.
Navent, después
de descansar un poco más, empezó a volar; pero la nube le advirtió que había
muchos peligros que él solo debía pasar.
No habían volado
mucho, cuando de pronto, frente a él se posó un gran dragón que no tenía cara de amistoso; al contrario, parecía como si lo odiara. Navent vio
sorprendido que no echaba llamaradas de fuego, sino grandes cantidades de agua
a mucha presión y tenía una habilidad que él conocía. Antes de empezar a luchar, le enseño que había
unos pájaros muy grandes y demasiado extraños que volaban muy rápido. Navent apenas
vio pasar uno, y vio que el otro dragón echó agua y, aunque el pájaro pasara
demasiado rápido, le dio justo en el corazón y lo mató. Navent tenía mucho
miedo, pues nunca se había enfrentado a tal enemigo y ni siquiera tenía fuego. Sin que él supiera el dragón empezó a echar
grandes cantidades de agua y, antes de que pudiera esquivar la primera, ya
estaba tumbado en el piso. En el momento
en que el otro dragón se disponía a lanzarle su último ataque, recordó que la
nube le había dicho que no podía dejar de volar. Así que alzó el vuelo y con mucha agilidad esquivó
el ataque y, como él era el mejor dragó de su pueblo en vuelo, creyó que haciéndolo
recorrer grandes distancias se cansaría y se enredaría hasta no poder volar.
Cuando empezó a
volar recordó un dibujo que le habían hecho sus padres y recordó que tenían
líneas que su cruzaban, subían y bajaban. Era un gran dibujo y se dispuso hacer
esa forma volando, pero para esto debía volar a gran velocidad; así que alistó
sus alas lo más largo que pudo, tomó impulso y empezó el vuelo. Volaba a gran velocidad y sus alas cortaban el
aire dejando grandes corrientes; Subía y
bajaba, hacía círculos que se cruzaba entre ellos.
Estaba empezando a formar el dibujo,
estaba ya un poco cansado y supo todo lo que le faltaba.
El otro dragón,
pensando que este sería su último vuelo, empezó a volar más rápido de lo que Navent
se imaginaba y entonces recordando que allí todo era de agua, puso todo a su
mandato. Puso grandes atascos, torbellinos y trampas; pero Navent las superaba
todas cortándola con sus alas. Entonces como vio que sus trampas no lo detenían,
se impulsó y empezó a volar muy rápido.
Navent empezaba
a tener un poco de miedo, pues iba a hacer un giro que nunca había logrado y
siempre que lo intentaba, caía herido al suelo. Pero este no era momento de
pensar eso. Así que tomó valor y empezó,
Aun que sabía que le sería un poco difícil, pues las corrientes de aire que
había dejado habían formado un gran remolino. Pero siguió, cruzaba por los árboles, subía,
bajaba y comenzó su gran giro. Era muy
pronunciado y peligroso, así que tomó impulso con sus alas y escogió la
posición perfecta.
Volaba muy
rápido y su curva era muy pronunciada, tenía que subir y bajar en picada, casi
iba terminando su curva, cuando vio que el dragón seguía detrás de él. Así que disponiéndose
para hacer la parte final, empezó a volar mucho más rápido, sus alas se batían
muy fuerte, su cola cortaba el aire como un relámpago. Pero, viendo que el otro
dragón no se rendía tan fácilmente, comenzó a volar un poco más despacio, hasta
que el otro estaba a punto de agarrarlo; y cuando éste se disponía a echarle su
último ataque, Navent dio una vuelta y el otro dragón le tiró su gran ataque a
la roca opuesta, que todo lo que le lanzaban lo devolvía con mayor fuerza. Así que, el dragón recibió su propio ataque y,
aunque quedó débil, eso no lo detuvo.
Entonces, adelante
del dragón, Navent empezó a volar mucho más rápido y subió haciendo que el aire
fuera dificultoso y cuando menos lo esperaba empezó a bajar muy rápido. El otro dragón con su poder de agua se impulso,
pero cuando lo creía casi muerto, sin que el otro se diera cuenta, Navent hizo
tal giro que al otro le tocó cruzar muchos árboles y, cuando ya casi iba a
salir, una gran piedra roca lo detuvo, haciendo que perdiera la vida.
Navent, ya
cansado, volvió al lugar donde se encontraba la nube. Ella le dijo esto sólo había sido una pequeña
distracción:
- Te tocará
pasar cosas más grandes que estas, y para poder superarlas, deberás seguir mis
instrucciones al pie de la letra.
Navent estaba
agotado, pero cuando se iba a acostar, la nube le dijo que observara el lugar
donde estaba el cuerpo del dragón.
Navent fue volando y vio que en ese lugar había una piedra con raros
jeroglíficos. El dragón le pidió a la nube que lo descifrara, la nube toco la
piedra y en el momento apareció la cara del otro dragón diciendo:
- Gracias Navent
me has librado de un mal espíritu. Hace muchos
años estaba yo descansando aquí mismo y entonces una tormenta arrasó nuestro
pueblo y un mal espíritu se metió dentro de mí para que no pudieras alcanzar a
tener tu primer elemento. Ahora, para
llegar a la cueva del agua, deberás cruzar por el bosque de los peces, luego
volar tan alto como puedas y bajar en picada hasta que veas un lago muy grande.
Cuando lo veas, no pares; sigue dentro
de el, y encontrarás otro lago, de igual forma no pares. Dentro de él verás una gran roca. Para abrirla de veras recordar tu dibujo
sobre el agua, con una rama de roble azul dibújalo en la gran roca, ésta se
abrirá y cuando entres, verás una gran cueva hecha de agua y partes de hielo. Pero,
para encontrar la puerta, deberás conectarte con tu dragón de agua interior y
dejar que fluya en ti.
Luego el otro
dragón desapareció.
Al día siguiente
Navent le preguntó a la nube donde estaba el bosque de los peces y ella comenzó
a volar en dirección al bosque. Él la
siguió de cerca, volaron por muchos lagos, también a través de muchas montañas
y cuevas, hasta que llegaron a un bosque que era diferente a todos. Sus tallos
eran grandes, gruesos y de fino hielo, sus hojas eran de agua líquida que a
cada segundo caían y volvían a crecer y, en el aire, volaban unos peces
magníficos, más coloridos que cualquier cosa que Navent hubiera visto. Entonces la nube le dijo
- Hemos llegado,
para cruzar el bosque deberás volar sobre ti mismo.
Él no sabía lo
que esto significaba, entonces la nube le contó que todos tienen un interior, pero
él tenía cuatro.
- Debes volar
sobre tu interior de agua, cierra los ojos y vuela haciendo lo que él te indique;
yo te seguiré, pero nunca deberás abrir los ojos hasta que sientas que un frió
te invade.
Navent empezó a
volar, cerró los ojos y se vio a sí mismo volando sobre su interior de agua. Hacía
muchos giros, subía y bajaba. Casi a la mitad del camino Navent oyó unos grandes
alaridos y voces, sin poder más, empezó a abrir los ojos, pero la nube liberó
su poder y a Navent lo encerró un lazo que le obligó a cerrar los ojos. La nube
lo reprendió y le recordó,
- No puedes
abrir los ojos, ni porque oigas que un volcán explota,
Entonces Navent
siguió volando y, auque en muchas ocasiones oía como si todo a su alrededor
estuviera descontrolado, voló y voló hasta que sintió una fina ráfaga de aire
frío entonces la nube le dijo que abriera los ojos. Él los abrió y vio con
sorpresa que estaba fuera del bosque en un gran valle de hielo.
Recordó que
debía subir, así que empezó a subir y la nube lo siguió, Navent subió y subió
hasta que ya no pudo más. Luego empezó a
bajar en picada; y bajaba, cada vez más rápido, hasta que vio un gran lago y
siguió bajando. Ya dentro de éste vio otro lago y se adentró en él. Luego, dentro del segundo, se posó sobre un
lugar que tenía fina hierba con gotas de rocío de la mañana. Entonces vio la gran roca y recordó su dibujo
sobre el agua. La nube le dijo donde
estaba el roble azul y él fue a buscarlo y cuando cogió una de sus ramas, vio
que al arrancarla, soltaba un espeso líquido blanco. Volvió a la gran roca y empezó trazar el dibujo.
Aunque el dibujo era sencillo, cuando lo terminó vio que era magnifico y en ese
instante las líneas se iluminaron y la roca se fue corriendo poco a poco y
Navent entró.
Luego salió a un
lugar hermoso, allí casi todo era de colores, pero había muchas cosas hechas de
agua. La nube guió a Navent hasta la gran cueva, cuando él la vio, recordó lo que
le había dicho el otro dragón. Era mucho
más grande de lo que se imaginaba, tenía agua que caía como cascadas y que al
final, se convertía en hielo. Los cristales
de agua congelada tenían unas piedras mágicas. Navent no encontraba la puerta,
la buscó casi todo el día, y ya cuando era de noche recordó que el dragón le
había dicho que buscara su interior de agua y lo dejara fluir. Entonces Navent se empezó a concentrarse,
estuvo mucho tiempo pensando y recordando como lo podía hacer, hasta que por
fin lo consiguió y se transformó en un magnífico dragón de agua. Él sabía que no duraría mucho, pero serviría
para encontrar la puerta. De pronto,
como si alguien lo estuviera guiando, empezó a volar y a formar raras figuras
en el aire. Fue cuando vio la puerta, era grande y de agua mezclada con hielo,
tan bien mezclada que no se diferenciaba si era mayor agua o mayor hielo.
Navent entró y
cuando se posó en el suelo se volvió a transformar como era y la nube de dijo:
- Siempre estaré
atrás tuyo pero no podré ayudarte en tus peligros pues ya depende de ti.
Entonces el
dragón empezó a volar, y no había volado mucho cuando vio que caían grandes
rocas de hielo. En su primer intento por cruzarlas cayó al piso quebrándose un
ala, la nube se posó sobre él, entonces las alas tomaron más color y más
fuerza. Navent siguió volando, pero antes de pasar la primer roca respiró hondo
y recordó que para pasar el bosque de los peces debía volar en su interior,
entonces cerró los ojos y como por arte de magia se volvió invisible. Él se
veía en su interior volando, traspasando una roca tras otra, quebrándolas con
sus alas o con sus patas; haciendo que cuando cayeran formara un nuevo suelo,
para cuando él se cansara. Pero las
rocas eran demasiadas, se estaba cansando y no podía parar, algo o alguien se
lo impedía. Entonces tomó aliento y
siguió volando, cuando ya casi estaba por terminar las rocas, vio una tan
grande que superaba su tamaño en el doble, él no sabía que hacer pues no tenía
ningún poder, pero recordó que sus alas eran fuertes y ahora cortaban cualquier
cosa. Así que tomó impulso y le dio unas
cuantas vueltas a la gran roca y luego se empezó a acercar hasta que la partió
a la mitad, la roca cayó causando un gran estruendo y Navent agotado cayó al
suelo desmayado.
Al despertarse
vio que estaba en el mismo lugar, ya había retomado fuerzas y estaba listo para
seguir. Empezó a volar y vio unos conos
de hielo que tenían una punta que traspasaba cualquier cosa, se hundían y
volvían a salir. A Navent le dio mucho
miedo, ya no quería seguir; pero la nube
le recordó que de eso dependía su vida; así que tomó valor y volvió a volar.
Poco antes de
llegar a los conos, tomó impulso y empezó a volar más rápido que cualquier cosa.
Sus alas cortaban el aire y las cosas
que tocaran, una vez cortó la punta de un cono; por el movimiento los conos
empezaron a caerse. Esto ya era
demasiado, pero no para el vuelo. Siguió y reunió todas sus fuerzas, subía y
bajaba para que los conos no lo aporrearan y, cuando por fin salió, la nube le
dijo que después de ahí habría un largo tiempo en el que no habría
trampas. El se puso a descansar.
A la mañana
siguiente Navent empezó a volar de nuevo, estaba un poco cansado pero no le
importo. Así que siguió, voló y voló por
mucho tiempo. No había nada más que las cascadas
que caían produciendo sonidos naturales. Él sentía mucho escalofrío, pues imaginaba lo
que le tocaría enfrentar después de eso. Siguió volando, hasta que encontró una
pequeña cueva.
Navent estaba
dudoso si atravesar la cueva, pero ese era el único remedio; así que se
introdujo en ella. Al final de la cueva
vio tres caminos separados y la nube le dijo:
- Tu corazón
te dirá cual es
Navent se sentó
en el suelo a pensar y busco respuestas en lo mas hondo de su ser, pero no
encontraba nada. Tiempo después, Navent
encontró la respuesta, entonces eligió el camino de la derecha. Allí no podía volar, sus alas no le daban. Cuando empezó a caminar a través de ella vio
lagos que a través de ellos todo era magma, las cosas que caían se fundían; así
que tomo impulso y empezó a saltar. Uno dos
y tres fueron los lagos que saltó. Pero no
era cualquier lago, eran muy extensos y estaban separados por muy poca
distancia. Al salir de los lagos, Navent
se puso a caminar y rápidamente vio una luz al fondo, se introdujo en ella y
vio con sorpresa que allí todo era de hielo. Caían conos y rocas a mucha velocidad. Navent los pasó todos y al
final encontró
un gran trono, allí encontró una sirena guardiana y dueña del agua, que le
dijo:
- Haz
pasado todas las trampas de mi cueva ahora eres digno de recibir tu primer
elemento el agua.
Entonces una luz
se introdujo dentro del dragón, ya podía escupir agua y hielo, y hacerlos de
cualquier forma. La sirena le dijo:
- Muy bien
Navent ahora vas por tu elemento del aire, sal de aquí, las rocas se abrirán a
tu paso. Cuando veas peligros y
tormentas no pares, sigue pues ellos no te harán daño porque saben que eres su
rey.
El dragón salio
muy agradecido de la cueva, allí la roca se abrió a su paso. Navent empezó a
subir, pasó un lago y al fin el otro; subió y subió para luego bajar. Se encontró en el bosque de los peces, allí podía
volar por sí mismo pues era el rey del elemento. Vio con gratitud que todo aquello era muy
hermoso. De ahí la nube lo empezó a
guiar, pasaron muchos días sin que él pudiera dormir, pero no le importaba; ya
tenía el primer elemento. Cuando llegó al lado de la roca, Navent le dijo a la
nube:
- Déjame
descansar un poco.
La nube se lo permitió
y Navent durmió muchos días. En la
mañana que se despertó estaba listo para seguir su viaje.
3. EL AIRE
Navent volvió al
valle donde se había perdido por primera vez. La nube se había perdido, allí dejo que Navent
descansara. A la mañana siguiente,
Navent se levanto muy temprano, estaba listo para seguir su vuelo. La nube le dio unos frutos que le daban mucha
energía, también le dio unos para que guardara, y le dijo:
- Cuado llegues
al país del aire tu agua se extinguirá y sólo la volverás a tener cuando
reclames tu segundo elemento. Pero volverá en casos extremos.
La nube empezó a
volar, Navent la siguió mucho tiempo. Él
sabía que no podía dormir hasta que llegara al país del aire, así que trato de
no dormirse. La nube la guió arriba de
muchos páramos y a veces tenía que bajar en picada. A veces se chocaba con la nieve, las
corrientes de aire eran muy fuertes, aporreaban; pero a la vez arrullaban, así
que Navent se estaba durmiendo, entonces la nube hizo una magia y lo obligó a
despertarse. Navent no tenía más remedio
que seguir volaron por mucho tiempo y, aunque sólo fueron meses, a Navent le
parecieron años. A veces tenía que volar
alrededor de volcanes que disparaban aire y agua, otras veces tenía que
sobrevolar bosques maravillosos donde todo era espléndido.
La nube empezó a
descender, entró por una cueva y salió a un claro. Navent se estaba disponiendo para dormir cuando la nube le alertó que no habían
llegado al país del aire. Navent, antes
de posarse en el suelo tomo vuelo, la nube subió muy arriba de una montaña que
se llamaba la montaña de aire. Allí en
la punta de la montaña había un agujero, la nube se introdujo en él. Como estaba muy oscuro, la nube había amarrado
a Navent a ella y lo guiaba. Estaba bajando
mucho, tanto que Navent calculo que se habían ido a alguna cueva subterránea. Luego
empezó a subir y subió y subió y cuando salió, Navent descubrió que estaba al
otro lado de la montaña, pero allí era muy distinto. Todas las cosas eran de aire, de huracanes y
remolinos; también había distintas corrientes de viento y en unas partes túneles
de aire, esos eran muy divertidos. Allí la nube dejó que Navent descansara y, a
pesar de todos los sonidos de los huracanes y las corrientes, Navent no se despertó
en la noche.
Al día siguiente
Navent se despertó muy temprano. Como de costumbre había recuperado energías en
el sueño, pero nadie le había advertido que lo llevaban a un volcán que fundía
cualquier cosa. Le habían amarrado las alas, por eso no podía cortar las
cuerdas ni volar; no sabía que hacer, estaba desesperado. Hizo todos los intentos, aleteo con las alas, movió
la cola, mordisqueo la cuerda pero nada funcionaba, y lo peor es que no sabia
quien lo había capturado. Al fin se detuvo, y se fueron desamarrando las
cuerdas, una a una, pero las alas se las amarraron entre si para que no pudiera
volar y escapar.
Cuando lo
bajaron vio que era un ser muy extraño, con cara de pájaro, cuerpo de pez y
pies de humano llamado Piares. Era horrible
y al bajarlo le dijo:
- Te meteré
al volcán para convertirte en mi almuerzo, pero te salvaras si luchas conmigo y
me vences
Navent le dijo
que si, Piares se retiro y le dejo descansar para que tuviera fuerzas, pasaron
unas horas y Piares lo despertó para que fuera a luchar y lo llevo al campo de
batalla.
El se sentía un
poco inseguro pues no había visto la nube por ningún lado. Piares anuncio que empezaba la batalla y
Navent se alistó para el primer ataque. El ser lo atacó con grandes llamaradas de
fuego, él simplemente las podía esquivar pues sabía que el agua solo llegaría
en casos extremos. Mientras estaba distraído
Piares lo atacó y Navent cayó al suelo con muy poca energía, Piares se alistaba
ya para atacarle, cuando recordó que le quedaban frutos de la energía, comió
uno y se sintió más fuerte como nunca antes lo había estado. Piares lo atacó, pero él no perdió casi
energías. Desesperado porque estaba
perdiendo, lanzó un rugido de dragón como solo él lo podía hacer y con sorpresa
vio que salían grandes chorros de agua y lo entendió todo. Piares pensó que lo
estaba subestimando así que hizo un ataque más fuerte, cuando lo lanzó, vio que
se había desviado. El ser volvió a atacarle, pero esta vez como, Navent
hizo un escudo de agua, al ver que Piares estaba distraído lanzó un ataque,
entonces Piares se cayó al suelo. Navent aprovechando, hizo un gran remolino de
agua que lo atrapó, luego tiro un chorro directo y el remolino se destruyó
haciendo que en vez de Piares sólo quedara su cuerpo sin vida. Navent creó una jaula de agua irrompible y lo
puso en ella, pero entonces, justo cuando el cuerpo de Piares toco el fondo de
la jaula, éste se convirtió en la nube blanca. El dragón abrió la jaula y dejó salir la nube;
ésta le dijo:
- Haz superado
tu primer prueba, yo era Piares y quería comprobar si utilizabas bien el agua,
y haz demostrado que sí
La nube lo guió
de nuevo hasta donde había dormido la última noche y le dijo:
- Vamos a
empezar a volar, te cruzarás con muchos peligros y tendrás que destruirlos con
el agua, aunque ellos sean de aire.
La nube empezó a
volar y Navent la siguió. Voló a través
de muchos bosques y muchas montañas, a veces lo dejaba descansar al lado de
lagos de aire y le hacía volver a volar. Después de algún tiempo, Navent le preguntó a
la nube si faltaba mucho, ella le dijo que no habían llegado ni a la mitad y en
ese instante ante él apareció un pequeño ser que era la ninfa del aire. Él creía que era la nube pero vio a la nube al
lado suyo, en el instante se burló del pequeño ser, entonces la ninfa le lanzó
un hechizo y él se desmayó.
Cuando despertó
la ninfa seguía ahí y estaba dispuesta a matarlo por haberse burlado de ella. Empezó a
lanzarle hechizos pero él los esquivaba todos, Navent hizo un remolino de agua
para que atrapara a la pequeña ninfa, pero la ninfa lanzó una gota de aire al
remolino, Navent creía que no le haría nada pero eso no era así, al tocar la
gota el remolino, éste se desapareció como si nunca hubiera existido. Él estaba asombrado pues los remolinos eran
unos de sus mejores ataques.
La ninfa lanzaba
hechizos y aire por todos lados, él los esquivaba, una vez intentó echarle agua
invisible por detrás pero no funcionó, la ninfa lo detectó y puso un escudo. Navent estaba desesperado y no sabía que
hacer, entonces recordó la táctica que había utilizado con el dragón y la
volvió a intentar pero esta vez escogió un hermoso dibujo de un paisaje.
Empezó a volar y
al pasar sus alas hacían grandes corrientes de aire que le dificultaba volar a
la ninfa. Subía, bajaba y atravesaba
muchos bosques, de vez en cuando intentaba echar hechizos. Una vez en que la ninfa estaba distraída le
pudo dar a su cuerpo. La ninfa se
enfureció y empezó a volar más rápido, entonces él pensó que subiendo la despistaría
por las grandes corrientes, pero no fue así,
la ninfa en vez de volar con dificultad, volaba con facilidad. El no sabía que hacer, así que en el último
momento, en que la ninfa se disponía a matarlo, él utilizó su poder del agua e
hizo un torbellino con ella y así una secuencia de torbellinos de modo que a la
ninfa le quedara difícil destruir uno por uno. Cuando ya ella estaba muy despistada, él
aprovecho y lanzó su mayor ataque, entonces la ninfa cayó al piso muerta.
Navent volvió a
donde estaba la nube, ella le dijo que mirara el cuerpo de la ninfa, cuando el
miro, vio con asombro que la ninfa estaba viva pero ya era buena y le dijo:
- Gracias Navent
me has salvado, hace muchos años hubo un
huracán y en el momento en que se termino un mal espíritu invadió mi
cuerpo. Aunque yo no quisiera me obligaba
a matar a todo el que viniera aquí. Yo no
soy tu ultima prueba, después de mi te enfrentaras cara a cara con el guardián
de la cueva del aire, para ganarle deberás llevarlo a la roca del cuchillo allí
su espíritu malo desaparecerá.
Navent le dio las gracias y siguió volando. Al poco tiempo se cumplió la predicción de la
ninfa, Navent se encontró cara a cara con el guardián de la cueva del aire que
se llamaba Elmen, el le dijo:
- Hare
cualquier cosa para que mueras.
Él lo empezó a
perseguir, pero Navent no sabia donde quedaba la roca del cuchillo, entonces sólo
vio una solución: volar en su interior de aire. Así lo hizo y voló mucho tiempo y aunque le
atacaba con sus hechizos más poderosos no le hacía nada. Pero le era imposible luchar, sólo podía
esquivar los ataques de su oponente volando en su interior de aire. Después de mucho volar vio la roca del
cuchillo y empezó a volar más despacio cuando ya casi estaba tocando la roca
vio que su oponente seguía con mucha
velocidad así que paro y cuando ya casi lo iba a coger voló hacía arriba. A Elmen no le dio tiempo de parar pues iba con
mucha velocidad, entonces toco la roca y su espíritu malo salio.
La nube fue
hacía él y le dijo que mirara su cuerpo y lo encontró vivo, entonces Elmen le
dijo:
- Gracias me
has salvado de una pesadilla y por esto te conduciré hasta la cueva del aire
para que puedas conseguir tu segundo elemento el aire.
Entonces Elmen
empezó a volar, voló por valles y lagos, a través de montañas y paramos; por
muchos bosques y prados. Hasta llegar a una pequeña cueva; allí le dijo:
- Ahora debes
seguir solo para así poder alcanzar tu segundo elemento el aire. Habrá muchas trampas que intentaran alejarte
de la meta.
Navent entró a
la cueva, empezó a volar y las corrientes de aire lo impulsaban a veces por
miedo, realizaba con su poder pequeñas partes de hielo. Ya había volado mucho tiempo y no pasaba nada;
lo que no sabía es que un poco más adelante aparecería una perversa trampa muy
engañosa. Voló muy alto para que no le pasara nada por el suelo y notó que la
cueva se empezó a estrechar y cada vez a hacerse más pequeña; esa era la señal
de que más adelante había una trampa, se estaba haciendo tan pequeña que en un
momento le tocó caminar.
Caminaba
demasiado, eso lo hacía cansar, pero entonces empezó a caminar por partes
blandas y notaba eso muy raro, hasta que sin querer piso una roca, que era la
que soltaba la trampa. Entonces en ese
instante cayó una red encima de él. Navent
creía que eso no era nada, pero al instante empezó a soltar un raro aire que
mataba a los pocos minutos. Aunque la
nube siempre iba detrás suyo, no le ayudaba en nada. Entonces él lleno de agua la red y luego de un
grueso hielo, pero no; el aire empezó a soltar el agua y el hielo y en el
ultimo instante, de no haber sido por sus alas, habría muerto pues cuando ya el
aire le hacía efecto batió sus alas hacia delante eso hizo que la red se
soltara quedó muy cansado así que durmió.
Al día siguiente
cuando se despertó, todavía estaba en el mismo lugar del día anterior. Se alistó y se puso a caminar. Caminó por muchas horas que le parecieron días,
pero en el momento en que se iba a rendir, vio que la cueva se anchó hasta
tomar su forma normal. Entonces descubrió,
por su olfato, que había muchos túneles que conducían al inicio de la cueva y
hasta fuera de ella.
Cada vez que se
iba acercando más a un túnel, se daba cuenta de que no sabían por donde seguir.
Pero por un descuido, Navent cayó en un túnel
y, después de pasar muchos otros, salio muy lejos de la cuerva. No sabía que hacer y, aunque quería pedirle ayuda
a la nube, pero ella no estaba allí, se había quedado en la cueva a la espera
de él. Pero entonces tuvo una idea, se
devolvería por el túnel. Así que voló
hacia arriba y descendió de modo que cayera en el túnel tomando impulso, cayó
en el túnel y continuó por él. Hubo momentos
en que debía arrastrarse, otros caminar o volar. Por fin salió y estaba en la
cueva de nuevo, entonces viendo que la cueva era alta empezó a volar.
Debía tomar
impulso y volar por el techo y así lo hizo. Voló mucho tiempo, hasta que vio
una luz blanca y cruzo a través de ella, entonces se encontró en un gran salón
y la nube le indico el camino.
Cruzó muchas
habitaciones y luego llego a una sala dende todo era de aire. En un gran trono, también de aire, encontró a
una hermosa sílfide guardiana y dueña
del aire que le dijo:
- Tu con sabiduría
has pasado todas las prueba de mi cueva, ahora eres digno de recibir tu segundo
elemento el aire. Con él podrás hacer cualquier cosa que te apetezca, nadie te
atacara pues reconocerán que eres su rey.
Navent salio de
la cueva, en el camino de regreso Elmen los guió hasta la puerta para entrar al
país del aire. Navent se despidió de Elmen y se fue con la nube. Volaron mucho
tiempo pero al caer la noche Navent se puso a dormir.
4. LA TIERRA
En la mañana,
Navent se despertó con cierta inquietud, sentía como si la nube no estuviera allí, pero se tranquilizo cuando la vio arriba suyo.
Juntos volvieron al gran valle; allí la nube tomo otra dirección y se fueron
volando. Cruzaron montañas tan altas
como ocho dragones puestos encima uno de otro. Estaban cruzando por entre dos grandes hileras
de montañas, volaron mucho tiempo por entre ellas y, al salir, estuvieron en un
valle, en el que vieron una pequeña cueva. Navent y la nube volaron hacia ella, allí él
cogió una rama de un árbol; hizo un dibujo de tierra delante de la cueva, en
una roca. La roca se abrió y los dejó
pasar. Entraron en la cueva y cuando
salieron, se encontraron en el país de tierra. Allí todo era diferente, la tierra era de
distintos colores: los árboles parecían verdaderos pero de tierra, la hierba
era de tierra, las casas también. Allí todo
Navent descansó.
Cuando despertó
la nube le dijo que empezara a volar. Él así lo hizo y después de mucho volar
se encontró de repente con el guardián del país. No sabía que hacer, pero sí sabía que tenía un
mal espíritu. Así que empezó a volar. El guardián lo siguió, le lanzaba muchos
hechizos; pero con las alas Navent cortaba todo. Él volaba y volaba, todavía no encontraba nada
con lo que pudiera vencer al guardián. Pero por un descuido el guardián lo cogió,
empezó a bajar y se lo llevó. Volaban por
muchos volcanes que escupían tierra muy caliente; hasta llegar a un gran volcán
llamado Fishuj. Cuenta una leyenda que el gran Fishuj, un dragón muy antiguo y
muy poderoso, cayó muerto sobre él y desde ese entonces se oye una voz que dice:
- ¡Fishuj!.
Navent estaba
desesperado y no sabía que hacer. En el
último momento, recordó que tenía un interior de tierra, entonces cerró los
ojos y se resguardó en él. Enseguida se transformó en su interior. Con sus alas cortó la gran red que lo sostenía,
subió muy alto y le lanzó un hechizo al guardián, tan poderoso que éste no pudo
esquivarlo y murió.
Luego Navent
volvió a ser el mismo. La nube llegó en
ese instante y le pidió que mirara el cuerpo del guardián. Navent lo miró y en su lugar encontró una
rara piedra que tenía muchos puntos, la nube tocó la piedra y en ese instante se
vio el rostro del guardián que le dijo:
- Muchas gracias,
me has salvado y ahora puedo descansar tranquilo. Hace mucho tiempo yo estaba
aquí descansando, cuando pasó un terremoto del que se introdujo en mi cuerpo un mal espíritu que
me obligaba a matarte y a matar otros dragones. Yo fui el asesino de Fishuj,
pero a causa de mi mal espíritu y ahora te quería matar a ti también. Como recompensa
te indicaré el camino hasta la cueva de la tierra. Deberás volar hasta llegar al bosque
iluminado, después deberás cruzar la ciudad de bronce; allí vuela y no te
detengas. Luego te encontrarás en el gran valle, allí arranca un árbol y en
todo el valle dibuja el elemento de la tierra, entonces te encontrarás en un
prado magnífico, allí habrá una pequeña cueva pero para abrirla deberás dejar
que fluya tu interior de tierra y haz lo que él te diga.
Después de esto,
desapareció el rostro del guardián, y del volcán salió Fishuj el gran dragón. Ni
la nube ni Navent sabían donde eran esos lugares, así que Fishuj dijo:
- Yo los
guiaré,
Fishuj empezó a
volar. Voló arriba de muchas montañas, a veces bajaba por agua, otras veces les
tocaba volar por fuego y otras, a través de grandes corrientes de aire. Volaron
mucho tiempo hasta llegar al bosque iluminado,
allí Navent debía cerrar los ojos y volar sin ayuda a través del bosque.
Navent cerró los ojos y se convirtió en su interior de tierra y empezó a volar.
Volaba con tanta destreza que ni Fishuj se comparaba con él. Voló por todo el
bosque y nunca se cansaba. Al salir de él se convirtió de nuevo en Navent y Fishuj los guió hasta la ciudad de bronce.
Allí pasaron
volando por toda la ciudad y no se detuvieron hasta salir de ella. Fishuj le
enseñó el árbol que debía arrancar, él lo arrancó y se puso a realizar el
dibujo. Cuando lo terminó, los tres se encontraron en un prado muy grande, en
el que la hierba se veía preciosa con las gotas de rocío de la mañana. Allí sobresalía una pequeña cueva. Navent
sabía que hacer, así que dejó que su interior de tierra fluyera en él y se convirtió en un gran dragón de tierra; y
con unos aletazos abrió la roca. Entonces Navent cruzó, después de salir de la
cueva, ya era él mismo de siempre, y se encontraron frente a un gran palacio de
piedra. Fishuj le dijo:
- Vuela con
tu interior de tierra.
Navent entró a
la cueva y vio que de todas partes caían rocas y conos afiliados. Había trampas
que lo querían matar; túneles que lo llevaban a lugares muy lejanos. Navent empezó a volar en su interior de
tierra, cruzó las rocas y los peligros, pero cuando iba a cruzar los túneles
cayó por uno de ellos. El túnel lo llevó muy lejos sin que él pudiera
impedirlo, cuando Navent salió vio que estaba de nuevo en su casa.
Estaba
desesperado, pero vio que todavía no se había desaparecido el túnel así que se
apresuró a entrar de nuevo en él.
Justo cuando
metió su última pata el túnel se cerró y empezó a salir lava que fundía
cualquier cosa. Navent no podía volar así que con sus patas se impulsaba. Cuando había caminado bastante encontró que el
túnel se separaba, pero él no pensó por cual ir, simplemente tomó uno, en ese
empezó a salir agua que lo ahogaba, lo quería matar. Este túnel también se
dividió, él tomo uno y en el instante salió aire que le quitaba el aliento. Navent creía que ese sería su último caminar,
no podía echar aire, ni agua; pero en el último momento, soltó una gran
cantidad de aire que apagó los otros, detuvo el agua y la lava. Navent se
sentía mejor pero entonces el túnel se dividió. Navent tomó uno de sus caminos,
pero al entrar salían rocas de todas partes, una le cayó en la cola y otras dos
le cayeron en las alas. Estaba perdido Navent pensó que el hielo aplacaría todo
esto, así que soltó hielo que cubrió todas las paredes, así era mas fácil
deslizarse.
Cuando Navent
salio de la cueva encontró a Fishuj y a
la nube esperándolo, pero descubrió que no lo esperaban como amigos, sino como
enemigos. Entonces Fishuj y Navent
empezaron a pelear Fishuj echaba muchas cantidades de tierra, también hacia
crecer peñascos de tierra que formaban una jaula; él con aire la destruía, pero
no aguantaría mucho pues estaba muy cansado. Y en un descuido Fishuj le dio y
Navent cayó al suelo casi muerto. Cuando le tocaba el turno a la nube de matarlo
entro a la cueva un gran dragón, que cuando volaba hacia grandes corrientes de
aire, era más rápido que cualquier cosa, él era el Gran Guardián de todo el
universo, y entonces en un aleteo derrotó a la nube y a Fishuj y salvo a Navent.
Luego le dijo:
- Navent,
sigue volando en línea recta y llegarás hasta un gran trono.
Y desapareció
como si nunca hubiera venido.
Navent le hizo
caso y siguió en línea recta, voló mucho, hubo muchos obstáculos pero eso no lo
detuvo, siempre siguió en línea recta. Y
vio que era cierto lo que decía guardián. Llegó hasta un gran trono, allí
espero y paso un día. Entonces, cuando
ya se iba a retirar apareció una drinfa, que era la dueña de la tierra y guardiana a de ella, y le
dijo:
- ¡Muy
bien!, haz superado todas tus pruebas y ahora mereces tener tu tercer elemento.
Entonces una luz entró hacia Navent y comprobó que ya
era una un dragón de tierra. La drinfa
le dijo:
- Ahora puedes
salir de mi cuerva, nadie te atacará pues saben que eres su rey
Y la drinfa
desapareció.
Navent salió de
la cueva y allí afuera lo esperaban Fishuj y la nube. Fishuj los guió de
regreso hasta que llegaron a la salida; se despidió y el dragón y la nube
salieron del país de la tierra. Volaron mucho hasta llegar al gran valle, allí
descansó Navent.
5. EL FUEGO
Al día siguiente,
cuando Navent despertó, la nube lo estaba esperando, arriba en el aire. Navent
subió y la nube lo guió por otro camino. Volaron por muchas montañas y también
por muchos volcanes; pero a la mitad del camino Navent y la nube se perdieron.
Lo que no sabían
era que para llegar al país del fuego había que pasar una difícil prueba. Allí,
delante de Navent, apareció una pequeña hada que no medía ni una uña de su pata;
sus alas eran de fuego, su pelo era naranjado y las puntas del cabello eran de
fuego toda su vestimenta era de fuego. Y
ella le dijo:
- Si quieres
entrar al país del fuego antes deberás luchar conmigo.
- Por favor
–le dijo Navent riéndose-
- Si lucho
contigo ganaré en un instante.
En ese momento,
los ojos del hada se pusieron de fuego y de las manos sacó una pequeña bola de
fuego que se iba muy despacio hacia Navent. Navent creyó que no le haría nada,
pero cuando la bola estaba a un metro suyo, se armó una inmensa jaula de fuego
que atrapó a Navent. Cada vez sus rejas se hacían más tupidas, hasta que se
convirtió en una gran caja. Navent
todavía podía respirar, pues tenía el elemento del aire, pero la caja se hizo más
pequeña y más pequeña hasta que Navent perdió el sentido.
La nube lo
remplazó y lanzó una gran llamarada de fuego hacía el hada, ella hizo un escudo
y al tocarlo, la llamarada desapareció; y el hada desapareció. La nube creyó
que ya había vencido, aunque no era muy lógico, pero la nube cayó al suelo en
el instante, pues el hada la había sorprendido tocándola por la espalda y la
nube perdió el sentido.
Cuando
despertaron estaban en una gran cueva, pero encadenados; y al frente suyo
estaba el hada vigilándolos. Navent no sabía como salir de allí, pero oyó la
voz de su madre que le decía:
- Hijo vuela
en tu interior y lo conseguirás.
El dragón cerró
los ojos y se convirtió en su interior de fuego, cortó las cadenas con sus alas,
fue hacia el hada y lanzó una gran esfera de fuego; pero el hada la absorbió
enseguida. Navent escuchó que la nube le
decía:
- Libérame.
Navent la liberó
y en el instante la nube entró hacia el dragón y juntos lanzaron una gran
llamarada, el hada no pudo con tan gran hechizo y cayó al suelo.
La nube salió de
Navent y los dos cayeron al suelo agotados.
Cuando despertaron,
el hada ya era buena y les dijo:
- Muchas gracias,
yo soy la hija de Dardia, dueña y guardiana
del fuego. Yo los guiare hasta el país del fuego. Allí deben estar muy alertas, pues el peligro
los asechará; sin embargo, les daré una pista.
Si antes consiguen el código de Ashla y al estar al frente de sus
enemigos digan el código y se les quitaran los malos espíritus. Ellos les dirán las demás pistas para llegar a la cueva.
Ella los guío a
través de muchas montañas, de inmensos valles, lagos y volcanes, hasta llegar a
una gran roca. Miró a Navent y supo lo
que tenia que hacer. Se convirtió en su
interior de fuego y recordó el
dibujo de fuego que había hecho; y, todavía en su interior de fuego, voló muy
alto formando un dibujo extraordinario que fue cayendo y se posó sobre la gran
roca. Ésta se abrió, Navent volvió a ser
normal y la nube y él se despidieron del hada. Y entraron al país de fuego.
Allí vieron con sorpresa que todo era de distintos tipos de fuego, y a lo lejos vieron un
pueblo. Entonces, la nube dijo:
- Vamos
allí, por que nos podrían decir donde encontrar el código. Pero estemos alertas
pues recuerda que ese peligro puede ser cualquiera.
Cuando llegaron allí
preguntaron en todas partes, pero nadie sabía que era el código de Ashla. Cuando se iban un anciano les dijo:
- Yo se
donde está, pero no les puedo decir nada. Lo único que les digo es
que si van al palacio encontraran la respuesta.
Entonces los
llevo al castillo y les dijo:
- Entren, y
vayan a la biblioteca, allí encontraran lo que necesitan.
Entraron en el
castillo, era magnifico, todo era de fuego, pero en especial había una puerta
muy extraña, entonces la nube le indico que entrara, pues allí era la
biblioteca.
La nube tenia
razón, allí era la biblioteca del castillo. Entonces la nube y Navent empezaron
a buscar por todas las estanterías algo de información hasta que encontraron un
libro que se llama “El código de Ashla”. Navent lo abrió y descubrió un capítulo en el
que decía que para llegar al código primero había que llegar a la ciudad de
fuego, luego pasar el corazón de llamas y después deberían vencer a su
guardián.
La nube le dijo
a Navent que ella sabía donde quedaba la ciudad de fuego, pero que antes debía
descansar. Así que salieron del palacio
y se fueron a un claro pero como Navent sabía que el mal los acechaba hizo una
barrera protectora para él y para la nube.
A la mañana
siguiente la nube le dijo a Navent que la siguiera y empezaron a volar. Volaron
por muchos bosques, pueblos y casas hasta que llegaron a una gran ciudad toda
de fuego. Entonces la nube dijo:
- Aquí debemos
encontrar la flor dorada y para eso deberás hacer un trueque, así que ve a la
montaña azul y trae algo de allí para intercambiar.
Navent se
dirigió hacia la montaña allí encontró una flor azul, la arrancó y se la llevó,
llegó a donde la nube y los empezaron a buscar a alguien que supiera de eso. Cuando ya estaban para rendirse, encontraron
un extraño rincón de la ciudad que no era de fuego sino de viejos ladrillos y
tejas de metal. Era oscuro y no se
distinguían muy bien las cosas, pero en el fondo Navent vio una hermosa flor
dorada, se la señaló a la nube y ésta le dijo que la tocara. Así lo él y cuando
la tocó salió de un rincón una gran bestia que le dijo que me das a cambio de
mi flor, Navent le señaló la flor azul que tenía en una pata entonces la bestia
le dio la flor dorada.
A la mañana
siguiente salieron de la ciudad y se fueron al corazón de llamas. Allí Navent consiguió una del corazón y la
junto con la flor dorada; salieron de allí y se encontraron en un gran campo de
batalla, en el que apareció el hijo de Darkar. El príncipe era el guardián, entonces empezó
la lucha. El príncipe lazó una gran esfera de fuego, pero Navent la desapareció
con agua; de nuevo lanzó otra bola de fuego, pero Navent la venció con la
tierra. El dragón lanzó un gran huracán que atrapo al príncipe, pero éste rápidamente
lo destruyó. Navent optó por juntar sus cuatro interiores: el de agua, el de aire,
el de tierra y el de fuego. Navent se
convirtió por primera vez en un gran dragón y cuando escupía lanzaba todos los
elementos y no tardo en matar al príncipe, pero quedo tan cansado que se desmayó.
A la mañana
siguiente Navent se despertó y recogió la flor dorada con la llama del corazón.
Había vuelto a su forma normal, se
levanto y oyó que la nube le llamaba. Él fue y vio que allí adelante había una roca
que tenia un escrito, la nube lo toco y en el instante apareció una frase y
cuanta alegría les dio a los dos al saber que era el código de Ashla. Pero Navent no sabía por qué todavía tenia la
flor dorada y la nube le dijo:
-La flor dorada abrirá
la cueva, por eso no la puedes perder.
Y la nube le
dijo a Navent que el código era “fuego elemental”
Entonces Navent
le juro que no la dejaría perder. Volvieron al pueblo y encontraron al anciano,
y le dieron las gracias, y empezaron a recorrer todo el país del fuego, hasta
que encontraron una hermosa cueva; pero salio un feo enano que les dijo:
- Los voy
a matar.
Entonces Navent
voló muy alto; se le cayeron la flor dorada y la llama del corazón, pero él no
se dio cuenta. Cuando llegó lo suficientemente arriba pronunció el código y el enano cayó muerto. Navent y la nube siguieron hasta llegar a la
puerta de la cueva, ella le dijo a
Navent que la abriera; pero cuando Navent la iba a abrir, vio que no tenía la
flor dorada ni la llama del corazón. Así que Navent, desesperado, empezó a
buscarla, pero no la encontraba. Había pasado
ya todo el día sobrevolando el país, pero no pasaba, hasta que la nube lo llamó
y le dijo descansara Navent mañana te contaré lo que hemos de hacer.
Al día siguiente
Navent se despertó temprano y la nube le dijo:
- Para recuperar
la flor y la llama del dragón deberás luchar con la reina que es una dragona. No podrás utilizar el código pues ella no es
mal quiere probar tu energía.
La nube llevó a
Navent al palacio, allí la reina lo llevó al campo de batalla. Era un inmenso
prado, pero todo era llano, no tenía ni una montaña y estaba cercado. Entonces el guardia del castillo anunció que
empezaba la batalla, Navent se puso a dar vueltas sobre si mismo y formó un
remolino que se estaba dirigiendo rápidamente hacia la reina, pero ella con una
pequeña bola de fuego lo destruyó. Entonces Navent se acercó un poco a la reina y
en el momento en que ella se disponía a lanzar una llamarada de fuego, le lanzó
una pequeña bola de agua a la boca. La reina
se la tragó y se quedó sin fuego. Navent
creía que había ganado, pero la lucha era en tres fases. Navent había ganado la primera fase.
La segunda fase
fue en un campo de batalla más grande todavía, en cuyo centro estaba la llama
de corazón. La reina le explicó a Navent
que debía volar hasta ella y el primero que la cogiera ganaría la segunda fase.
Navent empezó a volar, la reina también
lo hizo. Entonces Navent se impulsó con el aire, le estaba ganando a la reina, así
que se animó y voló más rápido; cuando ya casi llegaba estiró su ala y la
atrapó. Navent había ganado la segunda
fase.
La tercer era la
que nadie había ganado y llevaron a Navent a un enorme campo de batalla que era
el triple del segundo, allí en el centro estaba la flor dorada. La reina le explicó a Navent que para ganar la
tercera fase debían luchar pero siempre avanzando hacia la flor y el primero
que diera sobre ella tres vueltas ganaría. Cada uno se organizó en su esquina. Navent
estaba algo asustado pues nunca había luchado con un rey o una reina. En ese momento el guardia anunció que empezaba
la tercera y ultima fase. La reina
empezó a volar y le lanzó una gran llamarada, Navent lanzó agua pero eso no
apagó el fuego era tan grande que el agua contribuyó para hacerlo más grande. Luego el dragón lanzó aire, pero no esto lo
hizo más grande aún; después con tierra hizo que se formara una gran cueva alrededor
del fuego; pero éste no se apagó. Navent
ya no sabía que hacer entonces recordando que también podía lanzar hielo trató
de hacer una caja alrededor del fuego pero éste lo consumió enseguida. Así que a Navent no le quedó más opción que
volverse su interior de fuego y así lo hizo, entonces absorbió todo el fuego. Pero tenía que apurarse porque el fuego se
estaba volviendo a formar. Luego el dragón se convirtió en su forma normal y
voló muy rápido pero, viendo que la reina casi terminaba su última vuelta sobre
la flor, la corrió con aire y la acercó hacia él, y encerró a la reina en una
gran jaula que era hecha de agua, hielo, aire y tierra. Después Navent se puso sobre la flor y empezó
a dar las tres vueltas, pero la reina lo encerró en una jaula de fuego. Ahora los dos estaban encerrados, entonces
tuvieron una idea: intercambiarían las jaulas. Empezaron a juntarse y cuando estaban muy
cerca, los dos dragones intercambiaron
jaulas y éstas se rompieron. Luego la reina y Navent se dispusieron a volar
para alcanzar la flor, pero como si los dos estuvieran unidos, llegaron al
mismo tiempo a la flor y, al mismo tiempo empezaron a dar las tres vueltas. Cuando iban para la última, Navent se apuró y
por unos segundos la reina habría ganado. Navent había sido el ganador de las
tres fases. La reina estaba impresionada por su potencial, así que le dio la
flor y la llama del corazón; se despidió de Navent y de la nube y los guió
hasta la salida.
Volvieron hasta
la cueva y allí Navent puso la flor dorada y la llama del corazón junto a la
roca de la cueva, ésta se abrió y los dejó pasar. Cuando estaban ya dentro se cerró de nuevo y
salió un dragón que les dijo:
- Los voy
a matar y se lo llevaré a mi rey Darkar
Entonces Navent
se apuró a decir el código y el dragón cayó muerto. Navent y la nube siguieron volando hasta que
llegaron a una cueva, un poco más pequeña, que también tenía una roca. La nube le dijo a Navent:
- Conviértete
en tu interior de fuego y haz tu dibujo de fuego.
Navent así lo
hizo, se convirtió en su interior de fuego
y voló muy alto. Allí, con fuego, realizó el dibujo. Éste iba cayendo hasta posarse en la roca y
la roca se abrió y Navent se transformó de nuevo en su figura normal. La nube le dijo a Navent que se apurara y que
entrara. El dragón bajó volando y entró
en la cueva junto con la nube. Allí en
un gran trono encontraron a una Dardia que era dueña y guardiana del fuego y le
dijo al dragón:
- Esta no
era mi cueva, mi cueva era desde que entraste al país del fuego. Todo eran
pruebas y las haz superado. Por eso eres
merecedor del cuarto y último elemento, el fuego.
Navent le dio
las gracias salió de la cueva y luego del país de fuego. La nube lo guió hasta el gran valle. En todo el tiempo que había pasado, Navent se
había empezado a enamorar de la nube pero no le dijo nada, cuando llegaron al
gran valle Navent descansó.
6. La lucha para formar una familia y salvar a un pueblo
Navent despertó
y le preguntó a la nube:
- ¿Ahora
que haremos?
La nube le
contestó:
- Iremos a
tu pueblo a derrotar a Darkar.
Navent y la nube
viajaron hasta el pueblo. Allí fueron
directamente al castillo de Darkar, pero al ver Darkar a Navent le dijo:
- Navent
has matado a mi hijo. No debería dejarte
entrar en mi palacio, pero antes de eliminarte, ¿qué quieres aquí?
- Quiero
que dejes de ser rey, estas lastimando al pueblo. Luchare con tigo por su libertad- dijo Navent.
Y Darkar le respondió:
- Bien, luchare
solo con tigo y no beberá haber intervenciones nadie.
Navent dijo:
- Yo te
doy mi palabra pero, ¿me das tú la tuya?
Sí, te la doy
Navent. Pero mañana se hará la lucha.
Navent aceptó y
se fue a descansar.
A la mañana
siguiente, muy temprano, se fue a preparar, cuando oyó que Darkar decía:
- Amigos
míos cuando yo ya casi no pueda ustedes entraran y mataran a Navent.
Cuando oyó esto,
se apresuro a practicar. Practicó mucho tiempo hasta que la nube le dijo a
Navent:
- Ya es
hora, cuando sientas que no puedes más conviértete en todos tus interiores y
vencerás.
Navent se fue
volando hasta el castillo. Alí un
guardia lo guío hasta un gran patio. Allí Darkar le dijo:
- Navent, las
reglas son las siguientes: primero no podremos traer ayude; segundo, no
podremos salir del campo de batalla y tercero, no podemos pedir auxilio ni
protestar si el contrincante gana. ¿Aceptas las reglas? Si no las aceptas, no
podrás luchar por la libertad del pueblo.
Navent dijo:
- Si,
las acepto hasta la muerte.
- Bueno
entonces empecemos a luchar-dijo Darkar.
Empezaron a
luchar. Iba ganando Darkar, entonces
Navent juntó sus cuatro elementos y lanzó una bola que no se distinguía de que era, fue rápidamente
hacia Darkar, pero este la esquivo y escupió fuego para que llegara donde
Navent, y iba tan rápido que Navent no pudo esquivarlo y cayó al suelo. Se levanto y de nuevo lanzo una bola pero esta
vez seguida de una llamarada de fuego. Darkar
de nuevo la esquivo y le lanzo a Navent una gran llamarada y Navent volvió a caer
pero esta vez no pudo más y entonces se convirtió en sus cuatro interiores y empezó
a luchar. La lucha era intensa y
peligrosa, pero Navent iba ganando; entonces se distrajo y Darkar llamó a sus
aliados. Navent empezó a luchar con
todos, pero eran demasiados. Cuando ya
casi estaba muriendo, apareció la
Sirena e hizo un mar alrededor de Darkar, pero el llamó a más
aliados. Así que apareció la Sílfide ,
que, junto con la Sirena ,
crearon un remolino de agua, pero Darkar llamó a más aliados. Navent volvió a
luchar y esta vez tenía mas fuerza. La nube
entró en la batalla y, a aunque los malos eran miles, había cuatro buenos
luchando, pero aparecieron mas aliados, y Navent dijo:
- Darkar, no es justo tienes muchos
aliados.
Y entonces Darkar dijo:
- Y por qué no llamas tu más.
- Bien eso es lo que are- dijo Navent.
Y en el momento apareció la tercera
hermana, la Drinfa
que, junto con sus otras hermanas, crearon un remolino de agua que lanzaba
tierra. Pero Darkar llamo más aliados y apareció
la última y mayor de las cuatro hermanas guardianas y dueñas de los cuatro
elementos. Todas formaron un remolino de
agua y fuego que lanzaba pedazos muy grandes de tierra, pero Darkar llamó a
todos sus aliados. Entonces aparecieron todos los seres a los que Navent les
había vuelto la libertad y todos, junto con Navent y la nube, lanzaron una
cantidad de los cuatro elementos juntos. Darkar y sus aliados también lo hicieron y provocaron
un gran choque.
Era algo indeciso, pues unas veces
era más grande una que la otra y otras veces al revés. Aunque eran pocos los
buenos, se esforzaron más y después de mucho esfuerzo ganaron y mataron a todos
los aliados de Darkar y a él mismo.
Luego desaparecieron todos, menos las
cuatro hermanas. Ellas le dijeron a
Navent:
- ¡Felicitaciones Navent! le has ganado
a Darkar y sabíamos que tú no sabías que somos hermanas, por eso te decimos la
verdad. Chao nos vamos cada una a
nuestro hogar. Y desaparecieron.
Entonces Navent vio que la nube se
transformaba en una hermosa dragona, la más hermosa que nunca hubiera visto. Navent le confesó su amor verdad y ella también le dijo que él le gustaba y
acordaron casarse después de anunciar al pueblo que era libre.
Salieron del castillo y reunieron a
todo el pueblo, y le dijeron que estaba libre.
El pueblo de alegría lo coronó rey y después se casaron los dos dragones.
Al poco tiempo, tuvieron un
dragoncito y fueron muy felices hasta que se dieron cuenta de que su hijo no podía
volar y ya era un niño. Pero, empezó a
dibujar y sus dibujos eran especiales.
Por eso el hada que le había dicho a
Navent que él era el dragón más poderoso, le dio alas al chico; pues ella era
la creadora del mundo. Y luego le dijo que él es otro dragón legendario, y que
comenzaría su viaje. Pero eso es otra historia que luego les he de contar.
FIN.